El músico argentino Fito Páez presentó en la Ciudad de México su "Rock and Roll Revolution", un álbum que celebra entre pianos y guitarras la obra de su colega Charly García y que estrenará este mes en dos auditorios mexicanos.
Durante la producción del disco, "la figura de Charly García apareció como un ángel protector, empezamos a poner fotos de él por toda la habitación donde estábamos grabando (...) y las cosas que no eran atravesadas por la influencia de Charly quedaron fuera del álbum", comentó Páez detrás de sus gafas negras durante una conferencia de prensa.
"Yo no soy el mismo hombre desde que escuché a Charly García, así que esta se la debía".
Enfundado en un traje de cuero y agitando constantemente su melena color sal y pimienta, el cantante de 51 años y voz ácida asegura que este disco, que trata sobre los "estados de revuelta de la vida", es "uno de los mejores" que ha hecho.
El autor de "El amor después del amor" aseguró que "los primeros conciertos de estreno" tendrán lugar en México: uno en Guadalajara (oeste) el 6 de octubre, y otro en el Auditorio Nacional de Ciudad de México dos días después.
- Dos músicos que "se reconocían" -
Estaba "muy nervioso" al mostrar el disco por primera vez a García, cuya influyente obra y polémico temperamento marcaron al rock argentino de los setenta, comentó Páez tras posar con soltura para las cámaras.
Pero "se tiró para atrás y dijo 'wow'", añadió con grandes ademanes, al precisar que García apreció mucho el tema "Loco" que le dedica especialmente en el disco.
"Loco, ¿no te sobra una moneda? Quiero estar la vida entera escuchando rock and roll", recita la melodía, entre ritmos de batería y guitarras estridentes.
Páez y García se conocieron en los camerinos del teatro Coliseo de Buenos Aires en los años ochenta y casi de inmediato empezaron a trabajar juntos durante algún tiempo.
"Eran dos músicos de dos generaciones diferentes que se encontraban, se reconocían, se olían y se sentían cercanos", recordó Páez.
- Cerati es un "norte" perdido -
La portada, en blanco y negro, es una foto de la argentina Andy Cherniavsky que muestra a García arrodillado sobre un escenario al lado de un micrófono, exhibiendo un esquelético torso y con la mirada perdida detrás de sus gafas.
"Ahí esta Charly, con su cuerpo valiente, diáfano, desafiante. Yo vi en esa foto un drama (...) Está en una especie de posición como un budista, como si estuviera meditando, pero el cuerpo está sufriente", comentó Páez, para quien "el rock and roll es drama básicamente, y en algunos casos hasta tragedia".
El trabajo de los músicos es "transmitir informaciones entre celestes y paganas (...) hacer que el otro se libere, sea más feliz, más lúcido", reflexionó el artista rosarino, quien en 30 años de carrera ha cosechado 22 discos de estudio y cinco premios Grammy en distintas categorías.
Sobre la muerte de su colega Gustavo Cerati a principios de septiembre, Páez lamentó que es "una pérdida brutal".
Cerati, quien estuvo cuatro años en coma a raíz de un accidente cerebrovascular, "era un norte que teníamos y ahora ya no tenemos. Él fue como un arquitecto de la música, como un Bach que construye una obra desde la matemática y la sensibilidad", reconoció.
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