La candidata Marina Silva propuso un cambio profundo en la
administración de Brasil, al tiempo que la presidenta Dilma Rousseff
defendió los programas sociales que han ayudado al país a mitigar los
efectos de la crisis económica internacional, en el primer debate
televisado de cara a los comicios presidenciales del 5 de octubre.
Silva, del Partido Socialista Brasileño, criticó a la mandataria por
no reconocer deficiencias en materia de educación, salud y la
administración política del país, que provocaron una ola de protestas
en 2013. Además, habló de reducir la cantidad de ministerios y el
poder de los partidos políticos.
"Desafortunadamente, tenemos una realidad en la que el país será
entregado en peores condiciones de las que fue recibido por la
presidenta", dijo Silva.
Mientras tanto, Rousseff, del gobernante Partido de los Trabajadores,
defendió que su administración ha generado puestos de trabajo y empleó
a más médicos en un programa que importa especialistas extranjeros
para enviarlos a zonas rurales y desatendidas del país.
"Le quiero preguntar a los televidentes, a las amas de casa, ¿qué
están viendo? ¿Tienen o no tienen más empleos hoy? ¿Tienen o no más
comida en la mesa del trabajador?", dijo Rousseff.
Silva irrumpió recientemente en la campaña tras la muerte del
candidato Eduardo Campos en un accidente aéreo el 13 de agosto. Ella
era originalmente su candidata a la vicepresidencia.
El otro candidato fuerte a la presidencia de Brasil, Aecio Neves, la
criticó por cambiar fácilmente de alianzas y dijo que no entendía los
detalles de la "nueva política" que propone Silva.
La encuesta más reciente, publicada el martes, coloca a Silva por
encima de Rousseff en las preferencias si los comicios llegan a una
segunda vuelta, como se espera.
El debate sacó a relucir las nuevas estrategias de los candidatos para
mitigar el llamado efecto Marina, que algunos ya han descrito como una
"onda" o un "huracán" que podría dificultar la reelección de Rousseff.
En la nueva encuesta, Silva logró acumular 45% de la intención de
voto, por encima de Rousseff, con 36%, si las candidatas disputaran
una segunda vuelta.
En la intención de voto para la primera vuelta, Neves, el candidato
del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, está en un tercer lugar
con una intención de 19% de los votos; Silva está en segundo con 29% y
Rousseff sigue en primero con 34%. La encuesta de Ibope fue publicada
el martes en el portal de internet del periódico O Estado de Sao Paulo
y tiene un margen de error de 2 puntos porcentuales. El muestreo se
realizó en 2.506 entrevistas entre el sábado y el lunes.
Rousseff y Neves han resaltado en los últimos días lo que califican de
falta de experiencia de la nueva aspirante a la silla presidencial,
quien hasta hace menos de dos semanas era solo la compañera de fórmula
de Campos.
Silva, de 56 años, lanzó su campaña la semana pasada tras ser elegida
por su partido para reemplazar a Campos, quien murió al estrellarse el
avión privado en que viajaba en una zona residencial del puerto de
Santos. La también ex ministra del Medio Ambiente promete administrar
mejor el gasto público y dar autonomía al Banco Central, algo que
críticos de la mandataria dicen que le quita credibilidad al sistema y
aumenta las expectativas de inflación. Silva es una figura popular que
compitió en la elección del 2010 como abanderada del Partido Verde y
se llevó casi 20% de los votos.
Rousseff, de 66 años, aprovechó el debate para resaltar programas de
prestaciones sociales que han beneficiado a los más pobres y ayudado a
millones de familias a salir de la pobreza.
Neves, de 54 años, fue gobernador del estado de Minas Gerais, el
segundo más poblado de Brasil, y centró su participación en el debate
en la economía. Neves calificó las medidas tomadas por Rousseff como
"intervenciones absurdas" que ahuyentan la inversión.
Rousseff y Neves evitaron las últimas dos semanas criticar a Silva por
respeto al candidato recién fallecido y al partido que dirigía.
Algunos analistas dicen que Silva es la favorita para conquistar el
voto de los indecisos e insatisfechos con el gobierno. Silva proviene
de una familia pobre y trabajó extrayendo látex de árboles en la selva
amazónica antes de ser empleada doméstica y aproximarse al ecologista
Chico Mendes en sus protestas contra la deforestación.
Aunque el analista Carlos Pereira, de la Fundación Getulio Vargas,
advierte que el efecto Silva aún se podría desvanecer conforme se
acerca la elección, la nueva candidata parece estar restándole
electores a Rousseff.
"Está consiguiendo quitarle votos a Dilma", dijo Pereira. "Pero
tenemos que esperar a ver si ese efecto es duradero y sustentable".
Si las preferencias se mantienen, Rousseff no podría declararse
victoriosa en la primera vuelta. Para evitar una segunda vuelta,
prevista para el 26 de octubre si es necesario, el candidato ganador
necesita llevarse la mitad más uno de los votos.
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