Bruselas, (Notimex).-
La anexión de Crimea supuso una importante victoria para Rusia frente a las potencias occidentales y una derrota para la actual estructura de gobernanza global, afirma Amanda Paul, analista del Centro de Política Europea (EPC).
Pese a la condena de todo el mundo (por la política rusa en Crimea), la popularidad de su presidente, Vladimir Putin en casa ha aumentado de manera importante, señaló Paul.
“No han logrado pararlo y, más que eso, Occidente no tiene una idea clara de como tratar con él”, sostuvo esta experta en Ucrania, Rusia, política de vecindad europea y resolución de conflictos.
Para Paul, el desafío de Moscú a la integridad territorial ucraniana ha sido un terremoto en términos de orden global y seguridad internacional, y ha hecho el sistema político y las relaciones internacionales “regresar décadas”.
Guerra Fria
Según la analista, una mayor escalada en las tensiones puede conducir el mundo a una nueva Guerra Fría, aunque no está claro que Putin lo permitiría.
Es difícil predecir hasta donde llegará Rusia. Su actitud será, muy probablemente, guiada por lo que puede ganar o perder con cada movimiento, analizó.
Moscú tiene poco interés en ampliar su expansión hasta la región separatista moldava de Transnistria, por ejemplo, que volvió pedir su anexión a Rusia luego del referendo de Crimea.
Hasta ahora, Moscú no se ha interesado por ello ni de lejos. A diferencia de Crimea, Transnistria se sitúa mucho más lejos de Rusia y comparte frontera con Ucrania, lo que complicaría su anexión, explicó.
Europa
Después de hacerse con la joya que es Crimea, hay poca necesidad (para Rusia) de avanzar hacia Transnistria, donde ya ejerce control de todas maneras.
Para la experta, la disputa acerca de Crimea también ha expuesto la débil política exterior de la Unión Europea (UE), que sigue enfrentando dificultades para formular una estrategia decisiva y robusta de cara a Rusia.
De manera general, la UE no ha abordado bien esa crisis y se ha expuesto como un actor débil en la política exterior con sus vecinos directos.
Aunque la mancomunidad usa palabras duras hacia Rusia, su resolución en términos de sanciones económicas y comerciales no son tan duras, lo que se debe a los importantes negocios que muchos países europeos mantienen con Moscú y a la alta dependencia comunitaria del gas ruso.
Hay una inquietud con respecto a cómo las sanciones pueden eventualmente impactar sus propias economías (en la UE), observó Paul
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