Formado como diseñador industrial, Aguilera escribió junto con Javier Redal la saga ambientada en el universo de Akasa-Puspa con obras como “Mundos en el abismo”, “Hijos de la Eternidad” o “En un vacío insondable”, entre otras.
Autor en solitario de novelas que califica de “historia especulativa” como “La locura de Dios” o “Rihla”, ha recibido premios como el Ignotus, el Alberto Magno o el Juli Verne, además del galardón francés Imaginales y el belga Bob Morane.
“Si escribo una novela en la que una mujer liberal se casa con un talibán sólo llegaría hasta cierto punto antes de que me detuvieran los prejuicios”, explica, “pero si eso mismo lo traslado a un planeta a años luz de la Tierra con culturas no humanas, puedo ir más allá…, hasta donde quiera.”
Y señala: “exactamente eso es lo que hizo George R.R.Martin en su novela ‘Muerte de la luz’, una de mis favoritas” de “un excelente escritor de cf que ahora se dedica a ganar dinero” con su saga de fantasía “Canción de hielo y fuego”, popularizada gracias a su versión televisiva, “Juego de Tronos”.
Cf y fantasía son, para Aguilera, géneros distintos: “la primera es hija de la Revolución Industrial del siglo XIX, una respuesta al miedo que desata en nosotros la tecnología, mientras la segunda es muy anterior pues hadas y elfos siempre formaron parte del imaginario literario.”
Además, “aunque al escribir ambos géneros sean igual de complicados, resulta más difícil encontrar lectores de cf que de fantasía” porque “generalmente” los primeros quieren “algo más que pasar el rato, buscan esa metáfora de la realidad”.
Especialmente atractivo en la cf es disfrutar del “sentido de la maravilla: ese choque cultural que nos asombra cuando salimos del entorno conocido y descubrimos gente diferente en lugares diferentes” con lo que la sensación es similar a la de “Marco Polo cuando llegó a China y quedó deslumbrado”.
“El objetivo de todo esto es llegar a ser mejores, aprendiendo de los demás y del mundo”, resume.
Aguilera se interesó por la cf gracias a “Cosmos”, serie televisiva de divulgación científica protagonizada por Carl Sagan, emitida por primera vez en 1980 y cuya difusión alcanzó a 500 millones de personas en 60 países. “Fue como ver a Dios y caerme del caballo camino de Damasco: cambió mi mentalidad y me impulsó a buscar la racionalidad y las leyes que gobiernan el universo”, reconoce.
Así empezó a escribir “space operas”: aventuras espaciales en sistemas planetarios lejanos que “ya no están de moda” porque “la gente ha perdido la fe en la carrera espacial”.
Paradójicamente, su última novela publicada es de fantasía: “Sindbad en el país del sueño” (Fantascy), que retoma el famoso personaje de “Las mil y una noches”.
“El nombre Sindbad es más correcto que Simbad al corresponderse con la denominación original y con la primera traducción al castellano que hizo Vicente Blasco Ibáñez”, aclara, “y prueba su origen indio, no persa.”
Aguilera se define como apasionado por la “fantasía oriental” de clásicos cinematográficos como “El ladrón de Bagdad”: “desiertos, genios, zocos, barcos de vela triangular…, me resultan más cercanos y atractivos, más mediterráneos, que los duendes y dioses nórdicos hoy de moda”.
“Sindbad en el país del sueño” podría ser adaptada al cine porque “mi escritura es muy visual” y además Aguilera posee experiencia en el medio: escribió el guión de “Náufragos”, película sobre unos astronautas aislados en Marte, rodada en 2001 por María Lidón con Vincent Gallo y Maria de Medeiros como protagonistas.
Sin embargo, su sueño inmediato es “preparar algo que no tenga nada que ver con la cf…, quizá lo próximo que escriba se oriente hacia la novela negra”. EFEfuturo
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