Hidrocarburos,
grave problema de las finanzas públicas
Parecería haberse creado en el gobierno
federal la perniciosa práctica de inflar los egresos y subestimar los ingresos
Tal vez se dé lugar a la fijación de
precios de acuerdo con el mercado, como ocurre en los países desarrollados
De nada sirvió el
sacrificio social de los últimos años por los incrementos mensuales de entre 4
y 11 centavos por litro a la gasolina y el diésel, toda vez que hay indicios de
sobrefacturación de los subsidios por concepto de ventas internas de gasolina y
diésel, y subfacturación de los gravámenes por ventas internas y externas de
hidrocarburos, refiere el doctor Roberto Gutiérrez Rodríguez,
profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el artículo publicado
en torno al tema, sostuvo que en un intento por justificar el nuevo incremento
a los precios de las gasolinas y el diésel que entró en vigor a partir del 2 de
marzo pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) declaró que en
enero del mismo año los ingresos petroleros del gobierno federal habían sufrido
la más fuerte caída anualizada desde 2009.
Sin embargo al confrontar
las cifras de la SHCP con las de Pemex, se observa que los ingresos por ventas
internas y externas de la entidad crecieron ligeramente respecto al mismo
periodo del año anterior.
Esto resulta consistente
con los niveles de producción de crudo por casi 2.6 millones de barriles
diarios (MBD), ventas internas crecientes y exportaciones por casi 1.3 MBD,
mientras el precio del crudo exportado (casi la mitad del que se produjo, sin
importar que se registran importaciones netas de gasolinas y diésel) fue
superior en 15 dólares por barril al precio presupuestado por el Congreso en
diciembre de 2012.
En este sentido, a juicio
del profesor de Economía Mexicana, parecería haberse creado en el gobierno
federal la perniciosa práctica de inflar los egresos y subestimar los ingresos
a fin de contar con recursos no declarados y por lo tanto no tener que repartir
excedentes presupuestales a los estados y municipios.
La persistencia de dudas
respecto a la transparencia del subsidio se debe a que desde diciembre de 2012
los precios de las gasolinas y el diésel de México superan a los de la costa
Golfo de Estados Unidos, lo que implicaría que hace cuatro meses llegó a su fin
el subsidio, y por tanto, la SHCP ya no debería registrar egresos por este
concepto en las cuentas del sector público.
Empero, explica el
profesor de la Unidad Iztapalapa, hay que reconocer que las cifras del
documento Las Finanzas Públicas y la Deuda a enero de 2013 significan un avance
respecto a lo que se había publicado hasta el cierre de 2012, ya que el
subsidio se reporta en niveles mínimos.
Tal vez esto dé lugar a la
fijación de precios de acuerdo con el mercado, como ocurre en los países
desarrollados. En tal caso, el subsidio generalizado deberá sustituirse por uno
focalizado con el fin de apoyar a las personas de bajos ingresos que dependen
del transporte para su negocio o tienen vehículos de trabajo.
El experto en economía de
los energéticos aclara que en 2012, último año de la administración de Calderón,
el supuesto costo del subsidio superó ocho veces a la cifra presupuestada: de
los 26.2 miles de millones de pesos estimados en el Presupuesto de Egresos de
la Federación 2012 se pasó a una cifra “observada” de 203.1 miles de millones.
Esta grandilocuencia, en
la que hay muchos miles de millones de por medio, ya se había observado en la
Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2011, como recientemente detectó la
Auditoría Superior de la Federación en su análisis correspondiente.
Y concluye que es deseable
que con la nueva administración no sólo se reconozca en el corto plazo la
desaparición del subsidio a las gasolinas y diésel, lo que implicará aceptar
que el incremento mensual de precios a dichos carburantes ha tenido sentido,
sino que se dejen de subfacturar los ingresos por ventas internas y externas de
crudo, petrolíferos y petroquímicos.
Para ello, habrá que
revisar la afirmación del documento Las Finanzas Públicas y la Deuda a enero de
2013 en el sentido de que disminuyó de 33 por ciento en enero de 2012 a 28 por
ciento en enero de 2013 la participación de los gravámenes a Pemex en los
ingresos presupuestales del gobierno federal.
Evidentemente se trata de
un cálculo inaceptable toda vez que Pemex es una entidad a la que se grava
directamente, por lo que no es justificable que haya quedado a deber impuestos
al Sistema de Administración Tributaria en enero de 2013.
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